Cada roca, cada árbol, cada ave y cada gesto humano forman parte de una misma historia. La educación ambiental empieza con una mirada curiosa y atenta, que nos invita a descubrir las conexiones entre lo que vemos y lo que permanece oculto, reconocer cómo el paisaje se ha modelado con el tiempo, cómo una huella nos habla de la vida que habita, cómo una tradición nos recuerda quiénes fuimos.
Observar el entorno con otros ojos nos permite entender que no estamos solos en el tiempo, que habitamos un lugar que ya fue habitado, y que interpretar es reconocer quienes fuimos, quienes somos, y cual es nuestro lugar real en el mundo.
Cada lugar tiene historias que contar. Si quieres que colaboremos para dar valor al patrimonio natural o cultural de tu territorio, ponte en contacto conmigo